Este resumen describe la primera escena de la obra teatral "La zapatera prodigiosa" de Federico García Lorca. La Zapatera entra furiosa a su casa después de discutir con una vecina. Llora porque no puede creer que esté casada con su marido. Luego, toca la puerta un niño que trae unos zapatos para que su marido los arregle. La Zapatera se dulcifica con el niño y le regala un muñeco, aunque él no lo quiere tomar después de que la Zapatera se pone
1. FEDERICO GARCÍA LORCA<br />(1899 – 1936)<br />LA ZAPATERA PRODIGIOSA<br />296404777470Personajes:<br />Zapatera<br />Vecina Roja<br />Vecina Morada<br />Vecina Negra<br />Vecina Verde<br />Vecina Amarilla<br />Beata Primera<br />Beata Segunda<br />Sacristana<br />El Autor<br />Zapatero<br />El niño<br />Alcalde<br />Don Mirlo<br />Mozo de la faja<br />Mozo del sombrero<br />Hijas de la Vecina Roja<br />Vecinas, Beatas, Curas y pueblo<br />ACTO PRIMERO<br />Casa del Zapatero. Banquillo y herramientas. Habitación completamente blanca. Gran ventana y puerta.<br />El foro es una calle también blanca con algunas puertecitas y ventanas en gris. A derecha a izquierda,<br />puertas. Toda la escena tendrá un aire de optimismo y alegría exaltada en los más pequeños detalles. Una<br />suave luz naranja de media tarde invade la escena.<br />Al levantarse el telón la Zapatera viene de la calle toda furiosa y se detiene en la puerta. Viste un traje<br />verde rabioso y lleva el pelo tirante, adornado con dos grandes rosas. Tiene un aire grosero y dulce al mismo<br />tiempo.<br />Escena Primera<br />La Zapatera y luego un Niño<br />Zapatera:<br />Cállate, larga de lengua, penacho de catalineta, que si yo lo he hecho... si yo lo he hecho, ha sido<br />por mi propio gusto... Si no te metes dentro de tu casa lo hubiera arrastrado, viborilla empolvada; y esto lo <br />digo para que me oigan todas las que están detrás de las ventanas. Que más vale estar casada con un viejo,<br />que con un tuerto, como tú estás. Y no quiero más conversación, ni contigo ni con nadie, ni con nadie, ni<br />con nadie. (Entra dando un fuerte portazo.) Ya sabía yo que con esta clase de gente no se podía hablar ni<br />un segundo... pero la culpa la tengo yo, yo y yo... que debí estarme en mi casa con... casi no quiero creerlo,<br />con mi marido. Quién me hubiera dicho a mí, rubia con los ojos negros, que hay que ver el mérito que esto<br />tiene, con este talle y estos colores tan hermosísimos, que me iba a ver casada con... me tiraría del pelo.<br />(Llora. Llaman a la puerta.) ¿Quién es? (No responden y llaman otra vez.) ¿Quién es? (Enfurecida.)<br />Escena II<br />La Zapatera y el Niño<br />Niño:<br />(Temerosamente) Gente de paz.<br />Zapatera: <br />(Abriendo) ¿Eres tú? (Melosa y conmovida)<br />Niño:<br />Sí, señora Zapaterita. ¿Estaba usted llorando?<br />Zapatera:<br />No, es que un mosco de esos que hacen piiiiii, me ha picado en este ojo.<br />Niño:<br />¿Quiere usted que le sople?<br />Zapatera:<br />No, hijo mío, ya se me ha pasado... (Le acaricia) ¿Y qué es lo que quieres?<br />Niño:<br />Vengo con estos zapatos de charol, costaron cinco duros, para que los arregle su marido. Son de<br />mi hermana la grande, la que tiene el cutis fino y se pone dos lazos, que tiene dos, un día uno y otro día<br />otro, en la cintura.<br />Zapatera:<br />Déjalos ahí, ya los arreglarán.<br />Niño:<br />Dice mi madre que tenga cuidado de no darles muchos martillazos, que el charol es muy delicado,<br />para que no se estropee el charol.<br />Zapatera:<br />Dile a tu madre que ya sabe mi marido lo que tiene que hacer, y que así supiera ella aliñar con<br />laurel y pimienta un buen guiso como mi marido componer zapatos.<br />Niño:<br />(Haciendo pucheros) No se disguste usted conmigo, que yo no tengo la culpa y todos los días<br />estudio muy bien la gramática.<br />Zapatera:<br />(Dulce) ¡Hijo mío! ¡Prenda mía! ¡Si contigo no es nada! (Lo besa.) Toma este muñequito, ¿te<br />gusta? Pues llévatelo.<br />Niño:<br />Me lo llevaré, porque como yo sé que usted no tendrá nunca niños...<br />Zapatera:<br />¿Quién te dijo eso?<br />Niño:<br />Mi madre lo hablaba el otro día, diciendo: la zapatera no tendrá hijos, y se reían mis hermanas<br />y la comadre Rafaela.<br />Zapatera:<br />(Nerviosísima) ¿Hijos? Puede que los tenga más hermosos que todas ellas y con más arranque y<br />más honra, porque tu madre... es menester que sepas...<br />Niño:<br />Tome usted el muñequito, ¡no lo quiero!<br />Zapatera:<br />(Reaccionando) No, no, guárdalo, hijo mío... ¡Si contigo no es nada! <br />